07 junio, 2011

"I turned to look but it was gone..."

En la versión de Londres de este año, en la que se reúnen Waters y Gilmour, podemos observar algo del orden escénico: Waters canta parado frente a la Pared. Gilmour toca desde allí arriba, del otro lado. La topología es casi freudiana: la voz cantante está aquí , de este lado de la pared, que lo separa de eso que puede que sea una voz pero que no significa nada, que simplemente es, aquello que no tiene letra (desdeño a mis fines el papel de Gilmour cantante, aunque, freudianamente, podríamos señalar que la parte que a Gilmour le toca cantar corresponde a los recuerdos infantiles: “when I was a child...”). Waters no nos deja dudas: golpea la pared hasta que una proyección crea la ilusión de que las piedras estallan descubriendo un sanguíneo cielo soleado. Los niveles de esta metáfora son muchísimos, más o menos obvios. Este viejo amigo que saluda a un adversario, en la reunión, pone un énfasis feliz y sobrecogedor, pero anecdótico. Algo que no debía estar separado por la pared se reunifica.

Pero decir más sería caer en zoncera o en pleonasmo. Creo que me entendieron. Ya lo dije: densa.

2 comentarios:

Ignoto Transversal dijo...

Pablo:

me emocionó que le dieras este tratamiento relevante a la música de Pink Floyd.

este tema me persigue desde el primer día... es así y será.

un día, un puto día, terminará cayendo la pared...

muchas gracias (aunque esté triste).

abrazo.-

Pablo dijo...

Pucha, Ignoto, qué pena la pena. Es cierto, hay canciones que se te pegan al alma y te persiguen, o te acompañan, o se ven obligadas a ir con vos vayas donde vayas.

Nos seguimos viendo (gracias por la música, y también gracias por el link). Otro abrazo para vos.