23 octubre, 2008

Beat


¿Lo volvieron a escuchar? Bonito, ¿no? Me gustaría ahora dirigir parte de su atención hacia el final de la pieza. Espero que hayan reparado en el largo espacio de silencio que transcurre entre los tres acordes que la culminan.

Me gustaría hacerles notar una cosa, si están dispuestos a creerme: esos acordes se forman mediante las varias notas individuales que tocan los muchos guitarristas que mencioné en el post anterior. ¿Qué cómo lo sé? Bueno, digamos que lo escuché por ahí.

No sé si será evidente para ustedes una cosa: para que esos acordes suenen como tales, debe haber algo que les permita a los músicos actuar de consuno. No se trata de una espera caprichosa que cada instrumentista quiebra según su antojo. Si así fuera, escucharíamos un desordenado arpegio, algo como la caída del estante con las copas, una cascada de bochinche.

En cambio, como una resbalosa referencia, estos guitarristas guardan, en el estricto silencio, el tiempo.

16 octubre, 2008

Valor cultual, valor exhibitivo



¿Lo escuchan? Bonito, ¿no? Una música amable, diríamos que relajante. Desde el punto de vista musical, sin embargo, no deslumbra a simple vista (simple oída) con ninguna pirotecnia notoria: no hay audaces solos, infecciosos riffs, acrobacias rítmicas.

Ahora bien, ¿qué pasa si les digo que eso lo tocan unos 20 guitarristas? Imagínense: 20 guitarristas formados en un círculo, y ustedes sentados en el centro del círculo, en el suelo preferentemente, así los oídos les quedan a la altura de las bocas de las guitarras. 20 guitarras.

Si tienen la suerte de estar escuchando esto en estéreo (y sería mejor aún si usaran auriculares), quizás aprecien que las notas se mueven de un lado al otro. El estéreo es una triquiñuela para sugerir, recurriendo sólo a dos fuentes de sonido, la ubicación en el espacio de varias. Les pido que intenten imaginar que lo que escuchan es una multitud de notas aisladas, tocadas cada una por una de las guitarras, por turnos, una nota cada una, a veces varias guitarras juntas, pero siempre una única nota, dando la vuelta al círculo. Quizás lo que imaginen les muestre que la triquiñuela del estéreo es insuficiente para representar eso.

Hay algo que no está, ni puede estar, en la grabación.

La experiencia de estar en el centro de un círculo de guitarras adquiere su justa dimensión en el acto mismo, en presencia. Lo que es único e irrepetible en la performance, y que evade su reproducción técnica, me hace pensar en aquello que Benjamin llamó "el valor cultual de la obra de arte", allá lejos (ni tanto) y hace tiempo (ni tan poco).

(Si quieren aproximarse a la experiencia, vean cuándo toca cualquiera de las agrupaciones de lo que gusta llamarse "Guitar Craft" .)

09 octubre, 2008

El entusiasmo

A raíz de los comentarios sobre King Crimson, allá lejos (ni tanto) y hace tiempo (ni tan poco).

"King Crimson is, as always, more a way of doing things. When there is nothing to be done, nothing is done: Crimson disappears. When there is music to be played, Crimson reappears. If all of life were this simple".

Sapiencia que se le atribuye, desde que me acuerdo, a Robert Fripp y que ahora reencuentro como cita textual en el sitio de DGM.

El gusto es intransferible. Uno, a veces, anda, mas bien, tras el entusiasmo, en todo caso, como una especie de sabueso. Cuando uno detecta gente cuyo entusiasmo lo ha guiado alguna vez hacia algún objeto adecuado al propio gusto, tiende a suponer que ese entusiasmo es la señal que apunta hacia nuevos hallazgos.

Así, uno lee los escritores que les gustan a sus amigos, escucha la música que les gusta a sus maestros, vé las películas que recomiendan los compañeros de ruta, prueba las comidas que le ofrece un amable anfitrión; digamos que uno recorre senderos de ese tipo (y todos sabemos cuál es el principal atributo de los senderos).

Pero la verdad es que muchas veces el entusiasmo resulta, según el gusto de uno, desmesurado en relación a la causa, o, mejor es decir, la causa no despierta en uno un entusiasmo similar.
Entonces, uno (que busca lleno de esperanzas) se queda como diciendo "¿y?" y se pone a escudriñar qué había ahí, qué escuchaba el maestro, qué veían el amigo o los compañeros de ruta. Busca El Sabor.

[ Y, a estas alturas ya lo sabemos, El Sabor (un pueblo mexicano, en el desierto
de Sonora) no existe. ]
Temo recomendar cualquier cosa de King Crimson a causa de este principio: el entusiasmo puede que sea contagioso, pero seguro que es tan intransferible como el gusto. Sin embargo, hay juegos que se juegan a causa, justamente, de su imposibilidad.

Postulo entonces, en flagrante contradicción, a Discipline como un disco que bien exhibe el "específico crimsoniano". Además, arriesgo a decir algo, o mas bien a repetirlo: un texto cualquiera vale más por lo que permite decir que por lo que se suponga que dice.

Por eso King Crimson me gusta, porque es, como afirma Fripp, un modo de hacer cosas. Por canciones como Thela Hun Ginjeet, pero también porque permite este Thela Hun Ginjeet anabólico.

King Crimson adquiere entonces la dimensión de gramática, de condición de posibilidad de un intercambio, de ocasión para construir texto (texto musical, por lo menos), característica que no le es exclusiva ni mucho menos, pero de King Crimson hablamos.

[No habré de decir que se trata de algo que inventó King Crimson, ni que se trata de algo de lo cual me enteré al escucharlos, pero sí diré que fue con King Crimson que entendí que la complejidad es básicamente la yuxtaposición de elementos más o menos simples.]

En materia de música, en King Crimson se desencadenan potencias que dan lugar a tules como Matte Kudasai o One Time, cargas de profundidad como 21st Century Schizoid Man o Thrack, anomalías como Larks Tongue in Aspic o When I Say Stop Continue, senderos de hormigas que se bifurcan como Frame by Frame o Neal and Jack and Me.

Después de mencionar todas estas canciones, y si alguien que no las conoce las escucha, quién dice, quizás gusten, o quizás provoquen un arqueo de cejas, algo así como esa forma sofisticada de la indiferencia que da lugar a un "si, es verdad, tienen una técnica impecable", o, muy probablemente, nada de eso.

Y nada de eso es algo de lo que haya que lamentarse: no hay defecto.


(UPDATE: ahí arriba enlacé con otra versión de Thela Hun Ginjeet que mejor se relaciona con este post.

Este post linkea a versiones en baja calidad de todas las canciones mencionadas, provistas a usted sólo con fines ilustrativos -el contenido puede variar sin previo aviso. Llegado el caso, el sitio de Discipline Global Mobile, la productora de King Crimson y emprendimiento de Mr Fripp, le permitirá obtener copias bien debute haciendo honor al esfuerzo de los músicos sin regalarle nada a ningún intermediario antipático.)