23 octubre, 2008

Beat


¿Lo volvieron a escuchar? Bonito, ¿no? Me gustaría ahora dirigir parte de su atención hacia el final de la pieza. Espero que hayan reparado en el largo espacio de silencio que transcurre entre los tres acordes que la culminan.

Me gustaría hacerles notar una cosa, si están dispuestos a creerme: esos acordes se forman mediante las varias notas individuales que tocan los muchos guitarristas que mencioné en el post anterior. ¿Qué cómo lo sé? Bueno, digamos que lo escuché por ahí.

No sé si será evidente para ustedes una cosa: para que esos acordes suenen como tales, debe haber algo que les permita a los músicos actuar de consuno. No se trata de una espera caprichosa que cada instrumentista quiebra según su antojo. Si así fuera, escucharíamos un desordenado arpegio, algo como la caída del estante con las copas, una cascada de bochinche.

En cambio, como una resbalosa referencia, estos guitarristas guardan, en el estricto silencio, el tiempo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Guardan el tiempo, combaten la entropía. Te digo a vos como a Racak: aprender a oír es más simple y feliz con notas como las tuyas y las suyas.
(Oí esta composición unas tres o cuatro veces; con auriculares es aún más notable... y dan ganas de comprarle una SoundBlaster a Tamarit.)

Anónimo dijo...

¿En serio te tomaste ese "trabajo"? No sé qué me alegra más, te digo francamente :-) si lo que decís del mérito pedagógico de mis notas o esa insistencia!

También es verdad que lectores así de amables y colaboradores no siempre se encuentran...

Un abrazo...