16 noviembre, 2006

No basta ser valiente para aprender el arte del olvido

La canción que acá subo me gusta por un dato musical y por otro poético. Me encanta la línea de guitarra que le hace fondo a la voz en la segunda parte, me resulta de una melancolía sobrecogedora.

Ese es el dato musical. El dato poético es el par de versos "hoy encontré tu olor / fugándose en la casa". Me parece una imagen conmovedora, tristísma. Hay que estar muy solo, en una casa muy vacia, y muy atento, o al menos no distraído en las banalidades de la vida cotidiana, para sorprender un olor en el momento justo en que se fuga.

Y el olor no es cualquier olor, es "su" olor, ese que le aprendió por haber estado en la cercanía que da el amor, un olor que es como la clara luna y los lentos jardines y cuya presencia, fugándose en la casa, impone la constatación de que ya no es mágico el mundo.

El olor era, pareciera, algo que le interesaba a Palo para la época de Don Cornelio. Me lo hizo recordar Ramiro, que posteó esta canción de Don Cornelio, del mismo disco que Cabeza de Platino, donde alguien pretende bajar (con su amada, me gusta pensar) al mismo infierno, "incontenibles, hasta donde el Diablo pueda olernos".

Eso es oler.

Por mi parte, aquí dejo Cabeza de platino

8 comentarios:

Luciana Rezzónico dijo...

Hola!
No puedo bajar el tema :-(

Beso
Lu

Anónimo dijo...

Listo, Luciana, me había quedado el link que pone esnips mientras estás "logoneado".

Un abrazo

Ramiro dijo...

excelente, claro!

Vero dijo...

Estoy en la oficina y saqué Génesis para escuchar el tema. Te imaginás, mis compañeros: ¡Eh, Vero! ¿Qué carajo pusiste? Yo creo que se sintieron sobrecogidos, también. Personalmente, me gusta cómo canta Palo, como derrumbándose. Me gusta Palo, en general, cantando o hablando o escribiendo o estando. Me parece un tipo apasionado. Hace años estaba viendo a unos que tocaban tango en el Rojas y ahí lo veo, entre la gente, sacudiéndose como si estuviese escuchando a Metallica. Por otro lado: el tema de los olores, eso tan primitivo, animal. Una vez caminando por la calle sentí un perfume que me llenó de una tristeza tremenda. Quedé como si me hubieran dado un golpe, atontada. Entonces me acordé: era el perfume de los jazmines del país del jardín de mi abuela paterna, que falleció cuando yo tenía 15. Además (esto debería haberlo dicho al principio, espero que sepas disculpar lo caótico y lo extenso del comentario): Si el olor se fuga es porque él lo persigue. Si no, por qué percibir su huida. Pero lo que persigue es una sombra, un fantasma, el rastro de lo que no está. Tristísimo, sí. Un beso.

Anónimo dijo...

Vero! Cabeza de platino me parece uno de esos casos sobrecogedores de integridad de lo que es una "canción", ese lugar donde la voz (en tanto modo de decir), la letra (en cuanto puesta en juego de una poética) y la música (como resorte para la afectividad) cuajan.

El verso es tristísimo, Palo lo dice tristísimo y la violita de fondo que lo acompaña es tristísima.

En cuanto a los olores, me declaro hermanado en tu vulnerabilidad ante el perfume de los jazmines.

Y si, tienen eso de la animalidad, de la proximidad, de la intimidad. Y son insidiosos, tan inefables e indescriptibles, incomunicables, y se alojan tan tercamente en el recuerdo...

Todos los fantasmas huelen, me quedo pensando ahora...

Me encantó tu comment/post, gracias.

Anónimo dijo...

Este blog hace que todos los sentidos se despierten. Y que uno (una) huela, escuche, vea, sienta.
Recuerdo el libro "El perfume" donde el protagonista tenía olfato absoluto ( como Charly con su oído) pero su cuerpo carecía de olor y eso lo hacía ser un ser oscuro y extraño.

Anónimo dijo...

Gracias, Mariana! Y eso que todavía no tenemos lista la Web 3.0, que viene con sintetizadores de olor y pantalla degustable (¿o era el mouse? Voy a revisar las especificaciones...)

No conozco el libro que decís, contá más, que me dejaste interesado...

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hola Pablo, el libro que menciono se llama, como ya dije "El perfume" y es de Patrik Süskind (alemán el muchacho, como si el nombre no lo indicase). Es un libro que alguna vez me recomendaron en un taller de teatro y que después volvieron a recomendarme en uno de dramaturgia, siempre recuerdo las palabras de la profesora: es un libro escrito con la nariz, dijo. Te dejo como síntsis una parte de la contratapa..."Porque el perfume era hermano del aliento...Quien dominaba los olores, dominaba el corazón de los hombres"
Imagino que ahora estarás más intrigado que antes.
Espero ansiosa la pantalla degustable, para mi que sea de chocolate o dulce de leche.
Saludos.