05 abril, 2007

Eras tan Lelouch

Era Ginebra y era gris y era resplandor la llovizna sobre la Rue Lausanne. Nos encontramos compartiendo el desayuno en una mesa de hotel. Su inglés era notablemente mejor que el mío, pero teníamos ganas de hablar.

Tardé en darme cuenta, en cierto momento de la conversación, de que ese sonido cerrado y rígido que ella emitía era el modo ruso de pronunciar "guevara". Me reí, sin sarcasmo, mas bien como una palmada en la frente. Repetí: "guevara", con mi dicción rioplatense. Ella también se rió y trató de imitar ese sonido. Fracasó.

Ella tomó té y noté que guardaba en los ojos la furia de guerra que se agita tras las ventanas, casa por casa. Yo preferí el café.

Quedamos en encontrarnos a la noche. Bailamos unos tangos inevitables (es decir, fatales).

Llego entonces a un punto de mi relato que no puedo sortear, aunque podría intentar escaparle diciendo aquello, banal, de que estaba, de pronto y sin saber cómo, besándola. Después de todo, ese instante desapercibido es parte de una serie imposible de segmentar, como la que incluye a la gota que hace rebalsar al vaso. Sin embargo, tengo una pista.

Fue un chiste tonto lo que puso su boca a tiro de mi boca. Yo había descubierto hacía un rato que podía hacerla reir (que ella estaba dispuesta a conceder ese premio a la vanidad de mi ingenio), y cuando un hombre (este hombre) descubre que puede hacer reir a una mujer, se siente temerario y audaz. Mientras ella reía, decidí "arriesgar la boca a beso o cachetada". Salió beso.

Y fuimos a su habitación. Ya no hablamos. La desvestí. Era Ginebra. Y era lento. Y era resplandor su piel blanca en ese hotel de la Rue Lausanne. Empezó a hablar otra vez, palabras sueltas en ruso. Entendí el juego y nos dedicamos a elaborar nuestro privado diccionario bilingüe de los pecados y los vicios.

Nunca más volveré a saber los nombres rusos de las partes del cuerpo que importan en estas circunstancias. "Boca", "рот", quizás. Los demás los he olvidado, al menos lo suficiente.

Pero, al final, capricho de mujer, eligió cambiar otra vez el juego, volver al inglés que al principio nos había ofrecido la esperanza de entendernos.

"I come", murmuró, y me sorpendió. Todavía sujeto por las reglas del otro juego, yo iba a decir: "me voy". Y supe que ese diverso rumbo, la contradictoria dirección, era un sino.

Dormimos juntos. Por la mañana, cada uno salió para cumplir sus propios compromisos sin acordar nada para después. La crucé por la tarde caminando por la Rue du Rhône. Me saludó con una sonrisa indiferente, como dedicada a un extraño que cubriera con su capa un charco a fin de franquearle el paso, en una galantería que ella se vería obligada a agradecer pero cuyas consecuencias se impondría conjurar.

Después de eso, como dice el tango, no la ví mas.



19-Juan Pablo Bochatón, Tomo lo que encuentro

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Autocomment, nota al pie: recuerdo vagamente haber leído la expresión "arriesgar la boca a beso o cachetada" en el Blog de Jorge Mayer (patagonian.blogspot.com) y, de ser así, le pertenece a los fines de la mención. Sin embargo, hice una búsqueda en su blog y no la encontré.

O no la leí ahí y no es de Jorge, o es de Jorge y se la leí en Kapput o un comentario o algo así, o en realidad era otra frase y no así como la recuerdo.

Si alguien más la recuerda o, vos, Jorge, te acordás y estás leyendo, vale aclarar...

Anónimo dijo...

Me quedo pensando en lo de crear nuevos lenguajes, la lengua de dos cuerpos que se unen.
Además más allá del origen de la expresión: "arriesgar la boca a beso o cachetada" opino que cualquier hombre que haga reir a una mujer merece ser besado.
Gracias Pablo, encontrando post como estos me siento algo mejor.

Anónimo dijo...

Hola Pablo. Sabés, hace unos días le comentaba a un amigo, un amigo lejos de los blogs y esta cosa, que urge que el mundo pueda todo pueda etiquetarse con tags. Sino, la verdad que buscar es un bardo.

La frase me resulta vagamente familiar pero en todo caso, si es que yo la escribí alguna vez, debió ser robada. Gracias por la mención.

betina dijo...

coincido con mariana! el hombre que hace reir debiera sentirse con derecho a arriesgar la boca y recibir un beso, sin dudas.
el después... ya es otra cosa.

me gusta el blog. me gustan los escritos. recién lo descubro.

Luc dijo...

La risa... ese remedio infalible o "el viejo truco del chistecito"

Lindo re-lindo re-lato

Y qué buena versión del Bochatón (¿hermano de Pancho?, ¿de peligrosos gorriones?. No lo tenía cantando así)

Igual me dieron ganas de escuchar a Virus.
O de un chiste.
O un beso. O todo junto, lo cual me recuerda que tengo que llamar a alguien.

Anónimo dijo...

Mariana, me halaga pensar que un post como este te hizo sentir algo mejor, eso me hace sentir algo mejor, gracias.

Nobleza obliga, Fander. Me pasa mucho eso de recordar cosas leídas en blogs que se me vuelven repertorio y después no me acuerdo de qué blog eran, una pena. Si, tags en el marote, habría que poner, también.

Gracias, Betina, y bienvenida por el boliche.

Luc, sí, este Bochatón es hermano del Pancho, si no me equivoco. La Plata guarda cosas así, podríamos decir. Un beso

Ladybug dijo...

Alguna vez había venido por acá, pero sin detenerme demasiado. Hoy llegué en el momento justo y la verdad, que tu post está muy bien. Inevitablemente me los imagino en blanco y negro, con sombreros, peinado alto para ella...

¡Muy bien! ¡'chasgracias!

Anónimo dijo...

Hola Ladybug, bienvenida cada vez que quieras, claro. Gracias a vos, faltaba más. Curioso, no me lo había imaginado en blanco y negro, mas bien en alguna paleta fría y escasa, pero no estricto ByN, pero ahora que lo decís, saco aún esos pocos colores y me imagino...

Bato dijo...

Mis felicitaciones y mi agradecimiento por este relatito, pablo. La verdad es que me resulto muy agradable, tanto su primera parte, que sabe a café de Jorgito (no mayer, sinó borges), como todo lo demás, incluyento, tb, la frase citada. Yo pienso que ya no importa la "función Autor", o que ya no debería importarnos... Ahora la literatura y la discursividad artistica, en general, deberían zafar de seguir los patrones estructurales del capitalismo, la mentalidad de la propiedad particular, y toda esa cala, como diría mi gran amigo Alex, oh hermanos míos..!!!

Anónimo dijo...

Me remito a las ideas autoproclamadas "marxistas" de Elsa Drucaroff en Nación Apache: "Marx no ataca cualquier propiedad privada, ataca una muy concreta: la propiedad privada de los medios de producción. Postula la necesidad de terminar con ella. ¿Y para qué? Simplísimo: para que nadie pueda apropiarse de trabajo ajeno. Repito, subrayo: para que nadie pueda apropiarse (como hace quien plagia) de trabajo ajeno."

Yo "uso" la frase de Jorge, como tantas otras. Si queremos, en sentido figurado, se la robo, puesto que le cambio el sentido, puesto que la pongo en otro contexto, puesto que pasa a cumplir una nueva fucnión. Ya no es la frase de él. Pero, como le dije en un comment más arriba, nobleza obliga.

La función autor ya no importa, no debería importarnos. Pero hay gente que escribe...

Anónimo dijo...

¡Pero qué descortés estuve! Por ponerme argumentativo, no agradecí lo que decís del post, Bato. Gracias a vos.

Saludos, Terrícolas dijo...

Pablo, me gustó mucho el relato, y en general la onda del blog. Soy bastante nuevo en esto -de los blog- y aún no tengo muy claro cómo buscar lo que busco -en los blogs!- pero te podría decir que se aproxima bastante. Veremos. Saludos cordiales, Nico.

Anónimo dijo...

Me alegro, Nico, gracias. Bienvenido por este boliche cuando quieras.

Bato dijo...

Claro que coincido con vos, Pablo. El plagio es un robo miserable. Yo me refiero a esto: como vos decís, la frase de Jorge está en otro contexto. Vos la usas para otra cosa. Quizá por eso no debería ser necesario citar al autor que la enunció por primera vez, justamente porque la enunció en otro orden de cosas. Ya que hablamos de marx, por ejemplo. Él, como Freud, es uno de esos autores que abre la discursividad de todos los que escribimos despues. Pertenecemos a una hiperrealidad, a una cosmovisión, creada, en cierta medida, por ellos. Sin embargo no se estila hacer referencia a Freud cada vez que uno termina cualquier escrito. Mi pregunta es ¿es necesario citar el autor de una frase que transladamos para otros fines? En la medida, como decía Borges, que los escritos quizá ya son parte del lenguaje, una vez escritos...¿ No puede ser que una intertextualidad mas pura constituya un avance para la literatura? LA verdad no tengo idea, jaja, no estoy diciendo que sea así...
Pero que se yo...pienso que, en ciencia, antes el argumento era: Aristoteles say...tal cosa... Y ahora funciona de otro modo. Ya se que el dispositivo cientifico es otro.., y no pretendo que se sistematice lo lindo...¡por dios! pero bueh..mi reflexión, en realidad, surgió de una modesta observación: que el hecho de remitir al autor que escribió la frase que estamos usando, muchas veces no conviene a la estética de lo que estamos escribiendo, a su contiente, a su contenido... ya se que hay inconvenientes...pero..¿que te parece?

Anónimo dijo...

Copado, Bato, que propongas diálogo. Lo que decís de Freud, o de Marx o de Aristóteles: he llegado a participar de la idea de que el principio de autoridad no es lo mismo que la atribución leal.

Decir que el ser determina la conciencia porque lo dijo Marx no es lo mismo que recordar que fue Marx quien lo dijo. El dispositivo que mentás a propósito de Aristóteles, propio del medioevo, era del primer tipo y es cierto que ya no se usa (tanto, podría discutirse).

Después está la cosa que decís poniendo como ejemplo a Freud: es cierto que uno, cada vez que aborda la Cuestión del Padre, o por el simple hecho de usar la palabra "deseo", que es casi una marca registrada (y en contra de la cual Daniela Gutiérrez, del blog Wine and Roses como pan y queso, esgrime "ganas"), se coloca, de alguna manera, en el ámbito de pensamiento que inauguró Segismundo.

Y es cierto que no se lo está aclarando todo el tiempo. Pero es verdad que Freud forma parte de nuestra, como le llamó otro en cuyo ámbito de pensamiento también estamos y quizás no es necesario citar, "episteme". A veces, referir, dar fe de la autoría de otro, es parte de lo que se llama "uso leal" y/o la condición necesaria para que un cierto recurso retórico sea percibido como tal: en el artículo de la Drucaroff que cité, hay otra idea que me gustó mucho, la de que la "intertextualidad", para funcionar como recurso, debe ser reconocible como tal. Si yo cito una frase de Freud, o uso uno de sus tópicos, es muy probable que un lector que participa de esa episteme reconozca el intertexto sin necesidad de que lo aclare. Pero si vos me citás a mí, ¿quién se daría cuenta? El juego del intertexto se rompe como tal. Estoy de acuerdo con el dilema formal: ¿cómo hacerlo? ¿Una llamada a nota al pie? ¿El nombre del autor entre paréntesis? ¿La aclaración "como dice Tal"? Yo tuve mis dudas con entrecomillar la frase o no, por ejemplo. El blog ofrece el elemento del comment, que le es peculiar, no existe en otros medios. Imagino una versión de este mismo texto donde sacaría las comillas, pero dejaría el comment, por ejemplo, porque para mí, el juego de remitir al "dispositivo Mayer" me interesa y no quiero dejarlo librado a la casualidad. ¿Por qué me interesa? Por algo que también recuerda la Drucaroff a propósito de Bajtin: "la intertextualidad es un procedimiento literario que no repite sino que dialoga", y el diálogo, como viene diciendo Carlos en sus Añadiduras, suscita, fecunda.

En esta materia, en la cancha se ven los pingos. Y nadie corre con el caballo del comisario.

Un abrazo a everybody.

Bato dijo...

UAU! que flash.. bueno, podría continuar dialogando así unos cuantos meses... jajaja, lamentablemente este estrecho medio no es el mas apropiado (digo estrecho porque mi monitor de 15 pulagas me otorga un rectangulito de dos y media.) Estoy de acuerdo con vos, Pablo, en las diferencias que haces. Lo que yo expreso es, quizá, una tentativa, un sueño... Algo ingenuo, y que corre muchos riesgos, pero cuyos fines son de buen proposito, ¡creedme! Creo que la literatura, bien utilizada (¡bien leida!), es un excelente medio para perturbar ciertos sentidos, ciertas significaciones, que nos estan haciendo mal respecto de la hiperrealidad donde vivimos. No puedo explicarme enteramente, pero cuando expreso que quisiera abolir la función autor hasta sus últimas consecuencias, lo digo exclusivamente en favor de abolir asimismo la tiranía de algunas estructuras, que nos hacen tener por ciertas algunas cosas que podrían no serlo ¡no hay espacio aquí, muchachos! Me gustaría explayarme mucho más; sé, por otra parte, que es la única manera de tratar cuestiones como esta.

Anónimo dijo...

Bueno, ¡¡¡¡para explayarte tenés tu blog!!!!

Allá iremos (iré, seguramente)

Un gusto.

AL VER VERÁS dijo...

lo leì con apuro, y me hizo acordar a una poesìa de cortàzar