Nuestro hombre tuvo una idea. Pensó que sería muy provechosa, que lo haría rico y que cambiaría el mundo. Sin embargo, no podía plasmar sus fantasías sin ayuda. Buscó socios. Los encontró. Comenzaron el desarrollo y les fue bien, la idea funcionó. Muchos otros hombres, por todo el orbe, reclamaron haber tenido la misma idea o haber pensado sus bases. Eso no cambió nada: nuestro hombre y sus socios siguieron adelante, lograron seducir a los más ricos, a los poderosos, y se posicionaron como líderes en un nicho nuevo y prometedor. No obstante, a nuestro hombre no le fue tan bien con sus socios. Lo hicieron a un lado y se quedaron con la empresa. Terminaron los proyectos, mejoraron los desarrollos, expandieron la obra y nuestro hombre, al final, como no puede ser de otro modo, se murió gozando del reconocimiento de los ricos y poderosos.
¿Jobs? ¿Qué Jobs?
Yo estoy hablando de Johannes Gutenberg y su socios, Peter Schöffer y Johann Fust.
4 comentarios:
clap, clap, clap... clap (aplauso al ingenio, económico en letras y pródigo en agudeza].
Podríamos titular al post como: de cuando el inconsciente colectivo es condicionado por UN hecho [¿?].
Dejo abrazo.
se vemo.-
Ignoto: te juro que yo te contesté tu comment hace unos días!!! Este blogger me hace quedar tan descortés!!!! Vaya a saber qué ha pasado!!!!
Para mi Jobs (lo que se resume en "Jobs") une los siguientes puntos: Thomas Alva Edison domesticando la electricidad, Gutenberg estandarizando el "tipo", el chino que inventó la tinta, el egipcio que inventó el papiro y el sumerio que le clavó un estilete a una tablilla de barro.
Un abrazo!!!
hihi:)
hoho?
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