12 noviembre, 2007

Paralelogamos

Hay días y días, lo sabemos todos. Hoy tengo ganas de que pase algo y no sé qué: una sensación vulgar (o la expresión vulgar de una sensación). ¡Claro! Si en definitiva uno no es más que un manojo de vulgaridades a la deriva que se empecina (dudo entre poner "empecina", lo que refiere al manojo, o "empecinan", que vuelca la atención en las vulgaridades), digamos entonces: empecinan, en remar hacia algún lado y después elabora (aquí sí, el manojo) una teoría de las desviaciones para explicar por qué, paralelográmicamente, en realidad alcanzó el punto X, cuando sus fuerzas pretendían llevarlo a W y el viento apuntaba a Z.

2 comentarios:

Luciana Rezzónico dijo...

Años de terapia haciendo teoría de las desviaciones!!!

Anónimo dijo...

Je. Este blog se precia de tener lectores más versados que uno en la materia, que podrían por su parte esclarecernos, pero arriesgo: ¿no es esa acaso una de las funciones del Yo?