09 octubre, 2006

Esos amables bichos de exterior...

Lo terrible del discurso publicitario no es, a veces, tanto lo que dice como lo que da por sentado.

El afiche anuncia un alimento para mascotas, para gatos, y lo presenta en dos variedades: para gatos de interior y para gatos con acceso al exterior.

Perdón: ¿cómo es eso? ¿"Gatos de interior", dijo usted?

Veamos qué cosas, al menos para mí, son de interior: el látex, por ejemplo. Hay látex para interiores y látex para exteriores. Muebles, sin duda: hay cierto mobiliario que podría llamarse "de exterior", lo que, por oposición, nos permite pensar en muebles "de interior". Y están la plantas, las de interior, que todos sabemos que no son más que las víctimas frágiles de un clima adverso que no les permitiría vivir sin la esforzada artificialidad que les provee un "interior", y las otras, las de exterior, las que, no otra cosa, se adaptan al clima así como viene, aunque todas desgajadas definitivamente de su ser en la naturaleza para devenir entes decorativos.

Entonces, ¿los gatos? Gatos decorativos, afines con la pintura, los muebles y las plantas, con ellos de hecho combinados, gatos fotográficos condenados a una existencia castrada de adorno (que no horkheimer).

¿Y el acceso al exterior? Mentalidad urbana, gatos con departamentitis que, del exterior, sólo tienen el acceso. En mi universo suburbano un gato no es sino una alimaña "de exterior" que sólo por descuido accede al "interior", para robar un resto de comida que ha quedado sobre la mesada, de donde será desalojado con un chistido o un repasadorazo, más chasqueante que flagelante. De este modo, el gato es un bicho afín con ranas, sapos y culebritas, con las que por cierto mantiene un vínculo digamos que hostil, al menos desde el punto de vista de las ranas, sapos y culebritas, por no hablar de benteveos y zorzales que, a la primera de cambio, aparecen como desplumada, despanzurrada ofrenda en la puerta de casa, junto al tacho de agua.

Esa afinidad, sin embargo, no desdibuja la especifidad de mascota que reviste a los gatos, ese vínculo caprichoso por el cual merecen las caricias y los abrazos, pero que no los libra del acoso de los perros, alimañas de exterior también, a veces hostigadoras y ruidosas, pero a su vez candidatas al mimo. Después de todo, el hombre de campo establece vínculos afectivos con su caballo, una vaca, y por qué no decir las ovejas, aunque la mención de esta especie linde el mal gusto o la chabacanería. Y cómo olvidar a la chancha Élida, la que pudo escapar, dice mi madre, a su destino de jamón por haber obtenido la gracia de un nombre humano, muriendo de vieja.

Gatos de interior, gatos con acceso al exterior. Dicho en serio, pero algo así como lo del atún...

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajajaja
"Gatos de interior"? Dónde viste ese afiche??

Anónimo dijo...

A lo largo de Alem ví varios, no te sabría decir por donde. Es la propaganda de un alimento balanceado, no les voy a hacer la guachada de decir la marca hasta que no me esponsoreen el blog ;-)

Anónimo dijo...

El gato más encerrado tiene una vida interior más exterior que la del más aladeltiano.

Anónimo dijo...

como los humanos, los gatos suelen ser siempre "del exterior". Como los humanos, siempre hay una manera de encerrarlos al interior: con cadenas, con redes en las ventanas, con jaulas, hasta con crastracion. La diferencia es que a ellos los encerramos nosotros y a los humanos, otros humanos lo hacen. Y esa diferencia muestra lo mejor que son los gatos.

Anónimo dijo...

Es una hipotesis atendible, Marcos. Me imagino a un gato de esos escribiendo una novela en su mente, como aquél personaje de Borges al que le es concedida la suspensión del tiempo en el instante mismo de ser fusilado...

Maray, coincido en que no existe tal cosa como la "explotación del gato por el gato", y eso los exime al menos de cierta culpa.

Che, bienvenidos los dos por acá, un gusto...

Anónimo dijo...

Los gatos de interior son seres misteriosos y hostiles. Se trata nada menos que del famoso gato encerrado. No me sorprende en absoluto que su alimento difiera del gato común que conocemos todos.

Anónimo dijo...

Jajajaja! ¿Contendrá sedantes? ¿Una droga de la verdad (para develar el "gato encerrado")? Todo otro dominio de preguntas surge, Patricio...

Vero dijo...

Parece que no tiene que ver, pero sí: yo me acabo de comprar un champú con "proteínas de perla". Así como lo oís. Gatos de interior, de exterior, vamos... Esto ya lo conté una vez, pero es buenísimo y viene al caso: "Vero", me dijo mi jefa una vez, "¿vos creés en reyes de colores?"

Anónimo dijo...

Vero, claro que tiene que ver. Y el universo de los cosméticos es pródigo en esos paralogismos: "un 70% más de brillo", por ejemplo. Pero, para mí, la palma de la mala leche (pocas veces tan apropiada la expresión) se la lleva el Actimel. Conozco gente inteligente que está convencida de que sus hijos no se engriparon este invierno porque desayunaban con Actimel. Si, si yo hasta les veo a sus niños ese aura brillante que mantiene a las bacterias (afines con las perlas de tu shampú) fuera de su cuerpo...

FL dijo...

Un par de aportes:
Primero, si el afiche está en BsAs, con gatos del interior probablemente se refiere a los gatos de Córdoba, Mendoza o Salta.
Segundo, cito a un amigo médico: "lo del actimel es un engaño, no te hace nada, es yogur aguachento endulzado" ¿será?

Anónimo dijo...

Ahí está! Fodor no me deja mentir! Los afiches existen! Jajajaja. Y lo del Actimel ya me lo temía ;-) Un abrazo, Fodor.

Anónimo dijo...

¡Qué mal leí, Fodor! El tuyo es un enunciado hipotético, "si están en Buenos Aires". Tenés razón. Puro centralismo porteño...

Jorge Alberdi dijo...

Pablo:
Felicitaciones por la Catedral (recuerdo el post iniciático), recién ahora me desperezo de esta ausencia de recorrido y atenciones blogueras. Respecto de los gatitos ¿serán felinos? No se referirán, subrepticiamente, a otros gatos. Uno suele tener algunos gatos adentro, y otros afuera. No sé si comen lo mismo.
En cuanto a la oveja, vamos a darle un poco de estatus: Borges decía que su abuelo decía que la oveja es lo más parecido a la mujer.
Saludos amigo. Ya incluí el link.

Anónimo dijo...

No sólo el abuelo de Borges, Jorge: un conocido, hijo de terrateniente, contaba de un peón que afirmaba lo mismo.

En cuanto a los varios gatos: vaya a saber. A mí me quedó picando, a propósito del comentario de Maray, una tercera variante: explotación del hombre por el hombre, del gato por el gato y la del gato por el hombre, pero esa tercera nos lleva a un tema que excede este post ;-)

Gracias por el link y un gusto de verte por acá, Jorge.

Anónimo dijo...

Otra, Jorge: hablando de los gatos de adentro de uno, ¿servirán para ponerle coto a los ratones? Se abren dos opciones: darles el alimento para que, satisfechos, no cacen y los ratones se multipliquen a placer, o darles el alimento para que, hambrientos, mantengan la población de ratones en un mínimo manejable...

Qué tema, los ratones...

Jorge Alberdi dijo...

¡Libertad a los Ratones! ¡Libertad a los gatos!

Anónimo dijo...

Presto testimonio: el afiche felino existe y lo veo todos los días. Este asunto de los modelos de gato me hace pensar que el toqueteo genético ya está cerca. Sería apropiado para un gato de interior no perder pelo y venir sin uñas de fábrica. El modelo de exterior podría venir sin cuerdas vocales -o al menos control de volumen para época de celo- y con amortiguadores en las patas.