28 junio, 2012

De cómo se rellena el tiempo perdido

Venía leyendo en el tren. "Historia de la lectura". Voy por "Roma", digamos. Pero el pensamiento que se me ocurrió, mientras leía, tiene un carácter bien actual: pensé en que toda la mitología griega, esa que tanto ha admirado a nuestro "occidente" euro-determinado del que creemos formar parte, no hubiera existido si no hubiera sido posible para los autores de tragedias apelar a personajes de la tradición oral, de la religión popular, si no hubieran sido capaces de apropiarse de situaciones dramáticas y narrativas, si otros autores no hubieran podido continuar o retomar temas, contarnos lo que otros no habían contado acerca de los mismos personajes.


Es decir: la entera cultura griega no hubiera existido si una normativa de derechos de autor y propiedad intelectual hubiera impedido a una multitud de autores y comentaristas explorar (y explotar) personajes o situaciones en su carácter de enteros símbolos, como unidades de significación de un nivel superior, distinto de sus componentes, que se integraran en nuevas composiciones.


Pensé también que si limitaciones de propiedad intelectual como las que se impulsan hoy en día hubieran estado en vigor desde entonces, muy probablemente supuestos herederos de Sófocles, o detentores de la propiedad intelectual que podrían haberla comprado como quien compra una camisa a los que se la habían comprado a los que se la habían comprado a los herederos de los herederos de los derechos de Sófocles, hubieran hecho imposible a Freud crear el psicoanális basado en una metáfora como la de "Edipo" (o lo hubiera obligado a una perífrasis sin vigor expresivo: "Complejo de joven-rey-griego-que-descubre-tarde-que-ha-desposado-a-su-propia-madre").


Pensé también a quién carajo le importaría lo que yo estuve pensando.

4 comentarios:

Ignoto Transversal dijo...

a quién carajo le importaría?...

a mí, mi buen amigo...

a mí!

se vemo.

abrazo.-

PD: me gustó mucho el recorrido del análisis

Pablo dijo...

Es que el recorrido iba de Constitución a La Plata (chan!!!)

Me alegra, Ignoto, imaginar que ahí está usté...

Pablo Seguí dijo...

Pienso. La propiedad intelectual quiere funcionar para las cosas que son populares, multitudinarias incluso. Digo: el afano con que se practica el afane viene dado por el lado de que son muchos los consumidores, los potenciales y los "de facto". Tu pensamiento es micro, mínimo, casi íntimo: es de los mejores. No lo veo a Vargas Llosa (por poner ESE ejemplo) dándose a malabarear en escrito alto sobre si manda a la mierda o no su negocito.

Los derechos de autor están hechos para cuando la cosa funciona. La macana es que la ley debe, necesariamente, correr para todos por igual, sin salvedades ni distingos. Y la ley canta, y nos prendemos a su canto. Entonces, por caso (el mío), chantamos, in illo tempore, el Creative Commons en nuestras páginas: por esa vanidad de LA PROPIEDAD DE PALABRAS Y SUS COMBINACIONES. Y que nos reconozcan la autoría.

Borges bien podía reflexionar ociosamente sobre que es eventual que uno sea el autor y el otro el lector, pero bien que Kodama prorratea.

En fin. Pienso. (A seguirla, ¿le parece?)

Pablo dijo...

Pero mire que tuve que volver y leer qué caracolito había escrito. Su comentario tiene un montón de filones. Tenga por seguro que la seguiremos. Pero justo me agarra en vacaciones ;-)

Un abrazo, Tama!