Vero dió la pista:
Y se dispararon resonancias. “Romperá la tarde mi voz”, que en eso de romper, es como gritarle a los vientos hasta reventar, digo. Y hacerlo “hasta el eco de ayer”, viene a ser hacerlo aunque solo quede tiempo en mi lugar, ¿no? ¿Y la madera frutal donde luego el hacha se puso a golpear?, ¿no es la corteza donde el hacha golpeará?. “Una historia me recordará”, que es como mentar el final del historial. Y ese árbol que “reverdecerá, nuevo”, ¿no es como el comienzo que tal vez reemprenderá? Y al final, si “en el hijo se puede volver”, ¿no es como el resto que he de fusionar con el despertar?.
Entonces, ¿es que hay una esencia que trasciende a ambas canciones y en ellas se actualiza? ¿Es un principio o una idea arcaica que fluye por debajo de los géneros, las épocas y los estilos? Yo no creo en semejante cosa. Creo mas bien que ahí estábamos Vero y yo, chateando, y uno de nosotros advirtió una resonancia, y entonces pusimos los fragmentos sobre la mesa, y les buscamos los contornos, y los hilvanamos.
Un hecho creativo. Un patchwork.
Las dos letras, y un video (que no suena como nos gustaría, pero nuestra memoria afectiva puede compensarlo: es una que sabemos todos)
Romperá la tarde mi voz hasta el eco de ayer voy quedándome sólo al final muerto de sed, harto de andar pero sigo creciendo en el sol, vivo era el tiempo viejo la flor la madera frutal luego el hacha se puso a golpear verse caer, sólo rodar pero el árbol reverdecerá, nuevo Al quemarse en el cielo la luz del día, me voy con el cuero asombrado me iré ronco al gritar que volveré repartida en el aire al gritar, siempre Mi razón no pide piedad se dispone a partir no me asusta la muerte ritual sólo dormir, verme borrar una historia me recordará, vivo veo el campo, el fruto, la miel y estas ganas de amar no me puede el olvido vencer hoy como ayer, siempre llegar en el hijo se puede volver, nuevo | Si no canto lo que siento me voy a morir por dentro. He de gritarle a los vientos hasta reventar aunque solo quede tiempo en mi lugar. Si quiero me toco el alma pues mi carne ya no es nada. He de fusionar mi resto con el despertar aunque se pudra mi boca por callar. Ya lo estoy queriendo ya me estoy volviendo canción barro tal vez.... Y es que esta es mi corteza donde el hacha golpeará donde el río secará para callar. Ya me apuran los momentos ya mi sien es un lamento. Mi cerebro escupe ya el final del historial del comienzo que tal vez reemprenderá. Si quiero me toco el alma pues mi carne ya no es nada. He de fusionar mi resto con el despertar aunque se pudra mi boca por callar. Ya lo estoy queriendo ya me estoy volviendo canción barro tal vez... Y es que esta es mi corteza donde el hacha golpeará donde el río secará para callar. |
4 comentarios:
Ejercicio e invención, eso mismo. Un malabar: tiramos una bola de un color y buscamos la que bajaba con un color igual o parecido. Así da gusto jugar.
Me gusta eso del malabar: trae a cuento el riesgo: que las bolas se caigan al suelo, llenas de sonido y furia ;-)
Si quiero me toco el alma
pues mi carne ya no es nada.
Por líneas como esta es que no puedo escuchar a Spinetta.
Val.-
Hola Val. "No puedo escuchar a Spinetta", ¿en el sentido de que te resulta perturbador y preferís evitarlo o en el de que te parece feo e infumable? A mí esta canción me calma, uf, no sé exactamente en qué sentido...
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