Pienso. Me pasa a veces y en general no resulta algo mejor ni más eficaz que las oportunidades en que no pienso. Pero en este caso, pienso. Pienso, a raíz de las paparruchadas meteorológicas de los posts anteriores, en cómo funcionan la metáforas, en cómo es el tránsito desde eso que es un hallazgo, a veces ligado al genio individual, otras ligado al genio del pueblo o entelequia afín, hacia el lugar común. Digo, algo o alguien, Sujeto X, a él los honores del caso, da con un modo creativo de nombrar algo que está ahí en el mundo y que reclama un nombre, lo pone en relación con otros nombres y lo recorta del sinsentido. El Sujeto X crea una metáfora, que inicia, si resulta una metáfora exitosa, su camino para convertirse en un lugar común.
Nuestro idioma no suele ser muy feliz a la hora de crear vocablos por aglutinación, sus mecanismos preferidos son otros, pero podríamos decir que hay cierta clase de días que son, a secas, un diagris. Los diagrises son días tristes o melancólicos. Se contraponen con los maldicionvaaserundiahermosos, días pletóricos de sol en los cuales uno lamenta no ser un animal salvaje que brinque (puesto que en esta clave los animales brincan, no saltan) bucólico en una verde y soleada pradera.
Pero en todo caso, veo ahí cómo la metáfora abandona su condición de novedad, ya no es un chispazo de genio que da con un nombre para algo que está en el mundo para pasar a ser el nombre de eso que está así en el mundo, de esa peculiar manera y en esa particular disposición. Se convierte primero en lugar común, y luego, si tiene suerte, en un sustantivo.
Un sustantivo común.
5 comentarios:
Este post tiene un aire nietzcheano que más que un aire es un ventarrón!
Talueguito, amigo.
En general me disfrazo de Nietzche en Halloween y salgo haciendo buuuuu con la cara cubierta por un bigote espeso, para asustar a los chicos. Esta vez se me escapó (y me pescaron)
¿Y las metáforas que son como fotogramas, permaneciendo en el tiempo, hincando las neuronas?
Also sprach Pablo. Y "todo lo que fue es enigma" hasta que...
Miss, supongo que es lo mismo, ¿no? Metáforas que devienen imparables el nombre de las cosas, hasta que ovidamos que los nombres de las cosas son metáforas.
Claro, mi amigo! Esa es la contracara necesaria en nuestro relacionarnos con las metáforas, se me ocurre. "Así querré que sea".
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