Dos historias:
a) El fondo de este post, su contenido, o tal vez su motivación, que es compartir una canción que no me canso de escuchar y que, a su vez, me lleva a decir algo. En suma: uno de esos textos que valen no sólo por lo que dicen, sino porque empujan a decir. Esta canción me conmueve. Es dramática, tensa, violenta. La melodía obsesiva (como si fosse maquina), esos bronces brutales, la base vamp, el coro (¡un coro!). La reiteración contra la que el cambio construye sentido, las mismas palabras encontrando relaciones nuevas. Los hijos besados como si fueran únicos, pródigos, el arroz comido como alimento de príncipe, la mujer besada como si fuese lógico. Morir, en todos los casos, a contramano.
b) La historia de la construcción de este post. La investigación sobre géneros y recursos musicales, la búsqueda de un video con la versión original de 1971, no encontrar en el tubo la imagen del joven Buarque ejecutando esta pieza y en su lugar hallar una versión reciente, igual de dramática, de triste, de insana. Y hallar también una versión irreverente pero eficaz.
Al final, buscar en goear el audio aquel de 1971 (un sonido completamente actual, vigente, algo que no suena para nada datado).
Entonces, les dejo Construçao, de Chico Buarque.
2 comentarios:
Es actual, porque es atemporal, como toda obra de arte, me parece. ¡Feliz año, Pablo!
Hola Inx!!! Feliz año nuevo para vos! Si, creo que en superficie tenés razón, pero hay algo en las artes fuertemente arraigadas en sus dispositivos técnicos que a veces hace envejecer antes al registro y que requiere una refrescada por algún otro artista, con dispositivos que no impongan su presencia, que logren pasar desapercibidos a causa de su "actualidad"... Bah. No sé. Linda canción, ¿no?
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