"Últimamente tengo la sensación de que dios, o alguna potencia equivalente, se ha empeñado en jugar conmigo al gato y al ratón.
En los últimos meses he atravesado un montón de experiencias difíciles y dolorosas. Y cada vez, cuando estaba a punto de proferir alguna variante de aquél 'padre, ¿por qué me has abandonado?', una providencial salida se abría ante mí.
Y esa vía de escape o alivio presentaba casi inmediatamente algún recodo, algún retruécano, una oculta amenaza que significaba otra vez una dosis de incertidumbre y angustia.
No he podido evitarlo, lo pensé: como decía mi abuela, dios aprieta pero no ahorca. Y así, las potencias celestiales están jugando conmigo, sin llegar nunca a ahorcarme, sin procurarme de una vez un definitivo alivio.
Y como en una montaña rusa, alterno estados de ánimo en una bipolaridad tragicómica."
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