"Últimamente tengo la sensación de que dios, o alguna potencia equivalente, se ha empeñado en jugar conmigo al gato y al ratón.
En los últimos meses he atravesado un montón de experiencias difíciles y dolorosas. Y cada vez, cuando estaba a punto de proferir alguna variante de aquél 'padre, ¿por qué me has abandonado?', una providencial salida se abría ante mí.
Y esa vía de escape o alivio presentaba casi inmediatamente algún recodo, algún retruécano, una oculta amenaza que significaba otra vez una dosis de incertidumbre y angustia.
No he podido evitarlo, lo pensé: como decía mi abuela, dios aprieta pero no ahorca. Y así, las potencias celestiales están jugando conmigo, sin llegar nunca a ahorcarme, sin procurarme de una vez un definitivo alivio.
Y como en una montaña rusa, alterno estados de ánimo en una bipolaridad tragicómica."
27 octubre, 2010
23 octubre, 2010
Lugares comunes sobre la vida ordinaria
Es un momento extraño. Él duerme y ella, entonces, después de apagar el televisor, por impericia, descuido o rencor, viene a la cama y lo despierta.
Él se resiste a abandonar el sueño (está tan cansado), pero igual algo dice. En esos momentos, es de una franqueza irrestricta (huelga decirlo: en ese estado hay barreras que no funcionan).
Ella elige, normalmente, ignorarlo e intentar dormir.
Así pasan sus noches. Él se duerme, ella lo despierta y, cuando él se despierta, ella se duerme.
Las mañanas son peores. Ella ni se mueve. Él se despierta, se ducha, se va a laburar. Ella sigue durmiendo.
Los dos saben. El problema no está en un error de diagnóstico.
21 octubre, 2010
Cuando miro con cuidado...
Y esto viene acá por mero capricho (a lo sumo, como un ejercicio del capricho). Es decir: está porque sí, no viene a ilustrar ninguna tesis ni a representar un estado de ánimo ni a proponer un acertijo ni nigún otro juego similar o equivalente.
Digamos, eso sí: me encanta la melodía, me gusta la parte de la guitarra, ese sonido tan lleno, me cae enormemente simpático el gordo Casero, ahí, tan anti-glam, pero también me hincha el exceso barroco de tanto género entrecruzado, algo que no sé si es una genuina búsqueda de síntesis o mero sincretismo marketinero.
O sea: no sé por qué capricho de la memoria, esta melodía se me ha impuesto estos días, hasta hacerse cantar, por qué viene desde el 2008, de entre ruidismos de mundial, una canción que habla del florecer del deigo, de una isla arrasada y del viento.
Será por aquel recurrido haiku de Basho, aquél del poeta que simplemente mira florecer la nazuna.
O el poema de Basho viene después, y antes está el sonido de la lengua japonesa. Pero no, antes está el sonido de esa guitarra.
Es decir: no sé.
Shimauta, amables contertulios.
Ah, el haiku de Basho dice:
Cuando miro con cuidado,
¡veo florecer la nazuna
junto al seto!
Digamos, eso sí: me encanta la melodía, me gusta la parte de la guitarra, ese sonido tan lleno, me cae enormemente simpático el gordo Casero, ahí, tan anti-glam, pero también me hincha el exceso barroco de tanto género entrecruzado, algo que no sé si es una genuina búsqueda de síntesis o mero sincretismo marketinero.
O sea: no sé por qué capricho de la memoria, esta melodía se me ha impuesto estos días, hasta hacerse cantar, por qué viene desde el 2008, de entre ruidismos de mundial, una canción que habla del florecer del deigo, de una isla arrasada y del viento.
Será por aquel recurrido haiku de Basho, aquél del poeta que simplemente mira florecer la nazuna.
O el poema de Basho viene después, y antes está el sonido de la lengua japonesa. Pero no, antes está el sonido de esa guitarra.
Es decir: no sé.
Shimauta, amables contertulios.
Ah, el haiku de Basho dice:
Cuando miro con cuidado,
¡veo florecer la nazuna
junto al seto!
17 octubre, 2010
A veces estoy tan down
Qué le anda pasando, Ramírez, que se lo vé tan callado. Nada, hombre, qué va a pasar: es la vida, que lo alcanza a uno, vio. Es que verlo así, callado, da como una pena o inquietud, usté, siempre tan locuaz, con la palabra justa. He perdido la confianza, mi amigo, en dos aspectos, si me permite ponerme analítico: he perdido la confianza en la palabra, pero, también, en lo que tengo para decir. Eso último es grave, don, ¿no lo pensó?. Ehh! Creo que preferiría no hacerlo. No se sonría así que le queda mal, ese sarcasmo. No es sarcasmo, es mas bien frustración o resignación. Ahh, la resignación; todo usté me transmite tristeza hoy, si me disculpa; se lo digo porque lo aprecio, usté lo sabe; mire que le daría un par de sopapos pa' despertarlo. No se me haga tampoco el que está de vuelta; le conozco los bajones también, a usté. Claro, bajones, sí, que tenemos todos.
14 octubre, 2010
¿Cómo escribir un post no trivial?
Kaminer sostenía una estimulante idea respecto a la soledad: "Nos hacen mover la patita con aquello del aislamiento rezumando desde lo más ostensible de la, perdón, era de las comunicaciones. Clavá el talón por un momento y pensá que pudieras escribirle una carta a cada una de las personas que tenés cerca y te importan en alguna medida. Quiero decir una carta no trivial, una carta de intención y sincera; quiero decir una carta en el sentido decimonónico con el soporte que prefieras entre todos los disponibles hoy día: un par de hojas manuscritas, un email, una llamada telefónica o lo que sea... Fijate, en primer lugar, que muy bien podrías descolgarte con un despropósito así aunque no fuera más que como una provocación caprichosa. Pero decime además, Rabens, de verdad, decime si te darían las ganas y tendrías el resto necesario, decime sobre todo si sabrías qué decirle a cada uno."
Puck, Un ejercicio, Zona Tomada, noviembre de 2008.
11 octubre, 2010
Un retrato
"...era una piedra en el agua, seca por dentro."
Gustavo Cerati
Ella es capaz de mantener una conversación, hasta diría una larga conversación, sin poner de su parte nada, sin agregar, derivar, sin comprometer la más mínima afectividad, como si dijera "¿querés hablar conmigo? bueno, hablá; ¿querés que conteste tus preguntas?, bueno, te contesto". Y finalmente, cuando te das por vencido y te vas y la saludás con un beso, te besa como si dijera "¿además querés besarme? bueno, besame". Ella no está ahí, en ninguna parte. Es de una frialdad, como se dice, de acero. "Es una fortaleza", me dijo una que la odia y la envidia. La odia y la envidia pero la describe bien (y eso a ella le resulta intolerable, inadmisible, digo: que yo pueda conceder que la que la odia y la envidia pueda de pronto estar haciendo una descripción acertada de ella y revelar que es): una fortaleza, inexpugnable, ocultando vaya a saber qué furia, qué tesoro, empecinada en movernos a pensar que algo valiosísimo se guarece allí (y ahí su poderosa seducción: la sospecha de que allí, en el corazón hueco de la fortaleza, la princesa duerme, como bien se sabe, custodiada por un dragón). Y su inexpugnabilidad es la implacable calma con la que elude, indiferente, cualquier aproximación: su estrategia es oriental, no resiste, no combate, te deja pasar y se corre, logra la magia de que cada golpe o cada palabra estalle en el aire, porque ella nunca está donde la viste, now you see her, now you don't. Ella habla con vos (conmigo) como si no existieras, como hablaría con el viento o con el ruido del mar (el mar atrona y ruge y ella le contesta como si le contestara al viento, y el viento despedaza las frondas y grita su nombre y ella le contesta como si le contestara al mar).
Entonces me asalta el pánico, el pavor, la decepcionante certeza (no puedo negar que me gustaría estar equivocado) de que, tal vez, ahí, en el corazón hueco de la fortaleza, no duerme una princesa, sino una porción del mar gélido, abisal, ya casi inmóvil. Y en él, inmersa, una piedra.
Creo que ella lo sabe: una piedra en el agua.
09 octubre, 2010
Art deco, 3D, web semántica
Cuando empecé con esto del bloggin, o al poco tiempo, escribí (no recuerdo si postié) algo acerca de la tendencia a asimilar los blogs a una casa. Uno recibe "visitas", abre las "puertas", invita a su "casa", vamos.
Entonces, rediseñar el blog tiene (o puede tener) ese aire curativo que tiene cambiar los muebles de lugar.
En eso estoy (cambiando de casa en el mundo real, rediseñando y desempolvando el blog; sin dudas, no se me oculta por ningún mecanismo del alma, fotogramas de un mismo movimiento).
Y en este proceso de jugar con los elementos de la decoración y la funcionalidad, pienso: me gustaría tener un sistema tridimensional de tags.
A ver si me explico: quisiera tener tres "arrays" ("array" en el sentido que este término tiene en el contexto de los lenguajes de programación) de tags, para fines diferentes.
Cada post puede caber (o imagino cabiendo) en tres sistemas de clasificación (y digo tres por jugar con la metáfora del mundo tridimensional, pero está claro que desde un punto de vista lógico, hablamos de N dimensiones).
Algo próximo a lo que me imagino, lo permite Wordpress al considerar a la vez "categorías" y "tags".
Blogger, a ese respecto, es más mezquino: sólo permite tags.
Si a alguien se le ocurre o sabe de alguna manera de arrimarle a esta idea, que chifle.
Entonces, rediseñar el blog tiene (o puede tener) ese aire curativo que tiene cambiar los muebles de lugar.
En eso estoy (cambiando de casa en el mundo real, rediseñando y desempolvando el blog; sin dudas, no se me oculta por ningún mecanismo del alma, fotogramas de un mismo movimiento).
Y en este proceso de jugar con los elementos de la decoración y la funcionalidad, pienso: me gustaría tener un sistema tridimensional de tags.
A ver si me explico: quisiera tener tres "arrays" ("array" en el sentido que este término tiene en el contexto de los lenguajes de programación) de tags, para fines diferentes.
Cada post puede caber (o imagino cabiendo) en tres sistemas de clasificación (y digo tres por jugar con la metáfora del mundo tridimensional, pero está claro que desde un punto de vista lógico, hablamos de N dimensiones).
Algo próximo a lo que me imagino, lo permite Wordpress al considerar a la vez "categorías" y "tags".
Blogger, a ese respecto, es más mezquino: sólo permite tags.
Si a alguien se le ocurre o sabe de alguna manera de arrimarle a esta idea, que chifle.
Es hora de seguir
Segundas partes nunca fueron buenas, pero, qué joder, resulta que a veces hay.
Le hemos sacado un poco el polvo a esta Catedral...
Le hemos sacado un poco el polvo a esta Catedral...
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