07 junio, 2007

Niebla

La niebla es un lugar común. Quiero decir: un tópico repetido y frecuentado, pero también una forma o disposición del espacio que nos es compartida. Pongamos por caso el día de hoy: la niebla se aposentó en mi barrio como una dama victoriana, petulante y pagada de si misma. Curiosamente, se desparramó en parches caprichosos (bueno, una dama victoriana no se desparramaría en parches caprichosos. Se sentaría recatada y con la piernas bien juntas, las manos sobre esa parte del cuerpo victorianamente conocida como "regazo", con expresión de nunca haber chupado una pija y con una maldad evidente y notoria). El efecto de esta niebla-patchwork fue el de sumergir a los transeúntes y a los automovilistas en súbitas fosforescencias tridimensionales, de ese color amarillento, o cobrizo, o rosado, propio de las luminarias modestas de los suburbios, en las noches de niebla. La luz se apelmaza en la niebla. La luz de los faros de los autos se apelmaza en la niebla. La luz de los faros de los autos que vienen en sentido contrario se queda pegada a los faros y avanza con ellos, a veces como amenazas brutales, a veces con timidez de pantera. Y súbitamente, la niebla-patchwork se acaba,
la claridad se abre y encandila,

el volumen de las cosas es un oprobio o un elefante o una pagoda,

o un volumen o una atmósfera o peso específico o mera masa,

y la distancia tiene otra vez función, sentido, rumbo y dimensión.
Pero, allá en el fondo, doscientos metros adelante, donde la calle se hace de tierra y salta en un puente angosto sobre el arroyo Rodríguez, otra vez, la señora victoriana se impone como una pared, una fosforescencia, un rubor sonrosado, o amarillo o cobrizo, que hace de todo un telón pintado, una pantalla 2d, una apnea de masa.


Publicado por primera vez en Glosa

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hey! excelente descripción de un hecho tan cotidiano (supongo q por allá) como la venida a tieera de la niebla. me gustó la comparación con la dama inglesa... buen material.
saludos

Anónimo dijo...

Gracias, Abraham. Saludos a vos.

Anónimo dijo...

Y pensar que alguien me dice que me parezco a una dama victoriana...

Un beso.