18 febrero, 2009

"Como en tantas otras noches...

... con el mismo grado de velocidad en los movimientos, sabiendo que copio, sin quererlo, gestos de noches anteriores, sintiéndome revivir orgullos, melancolías y postergaciones, dejo de escribir..."

Juan Carlos Onetti, Juntacadáveres.

13 febrero, 2009

Calistenia

En la dimensión física del escribir, entra también el desentumecerse los dedos. Agitarlos velozmente sobre el teclado, garrapatear (garrateclear) boberías nada, carabelas, letras en orden tuntún, qwerty uióp, y entrelazar los dedos, dar vuelta las palmas hacia el frente, estirar los brazos (hiperextensión de los músculos extensores del alma).

Luego, con suerte, lograr que una idea aparezca: en la dimensión física del escribir, el tímido calor de las manos ("me pican las manos, reina") busca estimular la secreción de los jugos que ponen a funcionar la mente (secreciones del alma), para lograr que la brutal inercia ceda y la motricidad fina (de los dedos y del alma) dé lugar a un verso, una estrofa, un poema, un cuento, un ensayo o algo, apenas algo, algo así, que sea (en sí y para otros) un hecho social significativo...