¿Para qué suponer que en el principio fue el verbo? Antes que él, ahí, más cerca del cuerpo, vibración y trémolo, está la voz. Aún antes de que las palabras hagan la luz.
La voz antecede al mundo.
Y cuando el diafragma se tensa y el abdomen conoce el temblor, allí, en el fondo oscuro, algo preña las ondas, algo, mi dulce hermana del alma, traiciona la mano que en un puño pretende aferrar eso que se le regala al aire.
En el principio fue la voz. Después vino todo lo demás. Después todo vendrá.
19 julio, 2007
17 julio, 2007
Patente de corso: algunos derechos reservados
El negocio está instalado en una galería comercial. Tiene las paredes cubiertas con exhibidores repletos de CD's.
-Estoy buscando juegos para PC -el nene, a mi lado, mira expectante las cajas apiladas sobre el mostrador. Esas cajas revelan algo que no esperaba yo que fuera de otro modo: todas sus tapas están impresas con impresora de chorro de tinta.
-Tengo estos -me dice el que atiende mientras me pasa una carpeta. Contiene fotocopias o escaneos de las tapas de los juegos disponibles- ¿Tenés idea de qué máquina tenés?
-Un AMD Athlon 64 a 3200 Mhz con 512 de RAM y video NVidia integrado -le recito.
-Ah, es poca máquina. La mayoría no te va andar... algunos si detectan el video integrado directamente ni se instalan...
-Vemos qué tenés y elegimos alguno. Vos nos decís si puede andar... -y nos ponemos a mirar el catálogo.
-Este, pa, quiero este -exclama el interesado y señala con su dedito.
-¿Este andará en mi máquina? -le pregunto al vendedor.
-Puede ser, acá lo tengo -me informa, y me pasa una caja. La abre para mostrarme que el CD, plateado, sin marca y rotulado a mano con marcador indeleble, está bueno, sin rayaduras.
-Yo te digo porque no lo podés llevar y probar. Si no te anda no lo podés cambiar. Imaginate, vos lo grabás y después me decís que no te anduvo y te llevás otro...
Me río. Claro. En definitiva, el capitalismo es así: el sistema funciona sólo si algunos pueden ser piratas.
-Estoy buscando juegos para PC -el nene, a mi lado, mira expectante las cajas apiladas sobre el mostrador. Esas cajas revelan algo que no esperaba yo que fuera de otro modo: todas sus tapas están impresas con impresora de chorro de tinta.
-Tengo estos -me dice el que atiende mientras me pasa una carpeta. Contiene fotocopias o escaneos de las tapas de los juegos disponibles- ¿Tenés idea de qué máquina tenés?
-Un AMD Athlon 64 a 3200 Mhz con 512 de RAM y video NVidia integrado -le recito.
-Ah, es poca máquina. La mayoría no te va andar... algunos si detectan el video integrado directamente ni se instalan...
-Vemos qué tenés y elegimos alguno. Vos nos decís si puede andar... -y nos ponemos a mirar el catálogo.
-Este, pa, quiero este -exclama el interesado y señala con su dedito.
-¿Este andará en mi máquina? -le pregunto al vendedor.
-Puede ser, acá lo tengo -me informa, y me pasa una caja. La abre para mostrarme que el CD, plateado, sin marca y rotulado a mano con marcador indeleble, está bueno, sin rayaduras.
-Yo te digo porque no lo podés llevar y probar. Si no te anda no lo podés cambiar. Imaginate, vos lo grabás y después me decís que no te anduvo y te llevás otro...
Me río. Claro. En definitiva, el capitalismo es así: el sistema funciona sólo si algunos pueden ser piratas.
13 julio, 2007
12 julio, 2007
Tirar la cadena (ahí vamos)
"Papá, papá,
¿por qué vos decís 'tirar la cadena'
si el inodoro tiene un botón?"
Temiendo que, como los retrovirus, y a diferencia de la varicela, la maldición memética pueda caer nuevamente sobre mi, respondo al guante lanzado por mi tocayo, me salto unas páginas del libro-que-estoy-leyendo y transcribo así, sin tener idea de qué va, el segundo párrafo de la página 139 del libro-que-estoy-leyendo:
"(1) When she began this letter, she intended that it should be a compassionate demonstration of Christian principles. That is to say that in return for your letter to her, wich apparently annoyed her, she meant to turn the other cheek hoping in this way to incite regret for your previous letter and to place you on the defensive in your next".
In Cold Blood, Truman Capote.
Un párrafo emocionante, esclarecedor, luminoso. Un párrafo que, a decir verdad, apenas alcanza para hacer la pueril declaración de que estoy leyendo a Capote (un libro, por cierto, que, hasta el momento, no me ha provisto de párrafos grandilocuentes, citas citables, bellos pedazos; su eficacia está en otro plano; y vaya si la tiene).
Como resulta que aún no he llegado al párrafo en cuestión, no tengo idea de qué cartas habla, de quien, ni para quién. El párrafo está entrecomillado en el original, como si fuera un cita o una transcripción, así que me doy cuenta de que tampoco tengo idea de a quién se cita, ni por quién es citado. La maldición memética cae nuevamente sobre mi: suelto y descolgado, privado de contexto, el párrafo se ve deslucido, una cagada.
Como la maldición ya ha operado, da igual ahora si corto la cadena o no.
10 julio, 2007
Oíd el ruido...
1 - Si alguien me preguntara, mi primer impulso sería decir que las "cadenas" no me gustan. Sin embargo, la realidad es que me he enganchado en varias. Será que soy un hombre de blandos principios y de convicciones volubles. O que no me tomo nada demasiado en serio, que estoy siempre dispuesto a cambiar un punto de vista, a ver las cosas de otro modo.
2 - En este caso, además, siento que no hacer honor a la invitación de Rain sería una descortesía enorme.
3 - Porque me doy cuenta que la cortesía me parece una valiosa cualidad a cultivar. Un gesto cortés, me gusta pensar, habla de un acto de soberanía o de libertad: es innecesario, inútil y nada que tenga que ver con el "sentido práctico" lo justifica. Lo hacés porque se te canta.
4 - Además, resulta que comparto con Rain esa sensación de que algo me distancia taxativamente, terminantemente, de quienes desprecian o no entienden el mundo de los niños y el de los adultos que con ellos se relacionan. Esa falta de curiosidad por lo que lo infantil nos trae, o la declamada hostilidad para con ese plano de experiencia, me produce tristeza y desconfianza: hasta llego a pensar que hay ahí un gran mesianismo apenas disimulado.
5 - Y los mesianismos, sobre todo los que pretenden disimularse, son algo que me resulta por todos lados hostil (y eso es algo que me tomo relativamente en serio).
6 - Por lo demás, soy un sujeto que tiende a contemporizar, a buscar la paz y la concordia, la conciliación de los opuestos, etc, etc, etc. Que soy de Libra, bah. O Perro, asigún el horóscopo chino. Un perro de libra.
7 - Y eso, más de una vez, me lo han señalado más como un defecto que como una virtud. Digamos que lo yin y lo yan de una misma característica. He llegado a creerlo también, muchas veces.
8 - En todo caso, esta nueva participación mía en una cadena me demuestra que soy un consecuente rompecadenas: como en las oportunidades anteriores, no le paso la invitación a nadie.
2 - En este caso, además, siento que no hacer honor a la invitación de Rain sería una descortesía enorme.
3 - Porque me doy cuenta que la cortesía me parece una valiosa cualidad a cultivar. Un gesto cortés, me gusta pensar, habla de un acto de soberanía o de libertad: es innecesario, inútil y nada que tenga que ver con el "sentido práctico" lo justifica. Lo hacés porque se te canta.
4 - Además, resulta que comparto con Rain esa sensación de que algo me distancia taxativamente, terminantemente, de quienes desprecian o no entienden el mundo de los niños y el de los adultos que con ellos se relacionan. Esa falta de curiosidad por lo que lo infantil nos trae, o la declamada hostilidad para con ese plano de experiencia, me produce tristeza y desconfianza: hasta llego a pensar que hay ahí un gran mesianismo apenas disimulado.
5 - Y los mesianismos, sobre todo los que pretenden disimularse, son algo que me resulta por todos lados hostil (y eso es algo que me tomo relativamente en serio).
6 - Por lo demás, soy un sujeto que tiende a contemporizar, a buscar la paz y la concordia, la conciliación de los opuestos, etc, etc, etc. Que soy de Libra, bah. O Perro, asigún el horóscopo chino. Un perro de libra.
7 - Y eso, más de una vez, me lo han señalado más como un defecto que como una virtud. Digamos que lo yin y lo yan de una misma característica. He llegado a creerlo también, muchas veces.
8 - En todo caso, esta nueva participación mía en una cadena me demuestra que soy un consecuente rompecadenas: como en las oportunidades anteriores, no le paso la invitación a nadie.
03 julio, 2007
El triste sino de Noel Redding
La historia de Salieri ha sido contada innumerables veces. Esta es nuestra aproximación al drama del hombre eclipsado por otro hombre de talento excepcional.
Noel Redding nació el año en que terminó la mundial guerra dos. Era navidad. La cosa debía estar aún un poco desmejorada en su Inglaterra natal. Me imagino que se habrá criado entre escombros y fantasmas numerosos. O no. Aunque algún pariente suyo, su viejo, un vecino, habrá muerto en el frente o en los bombardeos de la Luftwaffe. O tampoco. Pero eso de haber nacido en la navidad del '45, de alguna manera, debe haberlo marcado. Mas no alcanzó para convertirlo en Roger Waters, por ejemplo. No importa, no es con Waters que este hombre se mide. Lo suyo era otra cosa: dicen sus biógrafos que le gustaba la guitarra. Tocar, digo, la guitarra.
A los nueve, consta, estaba estudiando violín. Y mandolina, vaya cuelgue. A los 14 empezó con la guitarra. No hay registro exacto de la edad que tendría cuando empezó a usar un exagerado peinado afro. Ser inglés, blanco y usar peinado afro era motivo suficiente para ser contratado para tocar en una banda de rock, entonces y ahora, lo sabemos todos. Él quería ser guitarrista, pero consiguió el laburo por el pelo. Como la banda ya tenía violero, le ofrecieron tocar el bajo. Aceptó, que el estómago tiene razones que el corazón no comprende.
Qué cagada. Noel Redding, que quería ser guitarrista, tuvo la descomunal fortuna de que lo contrataran para tocar en una banda que alcanzaría fama: de Noel se dirá que fue el bajista de la Jimi Hendrix Experience.
No es moco e' pavo. No deja de ser una fama lustrosa y un seguro de inmortalidad relativa.
Pero él quería ser guitarrista.
http://www.youtube.com/watch?v=keyu0CEfj2s
Noel Redding nació el año en que terminó la mundial guerra dos. Era navidad. La cosa debía estar aún un poco desmejorada en su Inglaterra natal. Me imagino que se habrá criado entre escombros y fantasmas numerosos. O no. Aunque algún pariente suyo, su viejo, un vecino, habrá muerto en el frente o en los bombardeos de la Luftwaffe. O tampoco. Pero eso de haber nacido en la navidad del '45, de alguna manera, debe haberlo marcado. Mas no alcanzó para convertirlo en Roger Waters, por ejemplo. No importa, no es con Waters que este hombre se mide. Lo suyo era otra cosa: dicen sus biógrafos que le gustaba la guitarra. Tocar, digo, la guitarra.
A los nueve, consta, estaba estudiando violín. Y mandolina, vaya cuelgue. A los 14 empezó con la guitarra. No hay registro exacto de la edad que tendría cuando empezó a usar un exagerado peinado afro. Ser inglés, blanco y usar peinado afro era motivo suficiente para ser contratado para tocar en una banda de rock, entonces y ahora, lo sabemos todos. Él quería ser guitarrista, pero consiguió el laburo por el pelo. Como la banda ya tenía violero, le ofrecieron tocar el bajo. Aceptó, que el estómago tiene razones que el corazón no comprende.
Qué cagada. Noel Redding, que quería ser guitarrista, tuvo la descomunal fortuna de que lo contrataran para tocar en una banda que alcanzaría fama: de Noel se dirá que fue el bajista de la Jimi Hendrix Experience.
No es moco e' pavo. No deja de ser una fama lustrosa y un seguro de inmortalidad relativa.
Pero él quería ser guitarrista.
http://www.youtube.com/watch?v=keyu0CEfj2s
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